Qué naufragio de mi vida
acosada por todos los derribos
y sus facedores
por todos los nadies
y su disputarse rabiosos
el trozo del pastel
mas ocultando los colmillos de fieras.
¿Qué no supe luchar por mi sitio?
¿Cuándo me dejaron sus padres,
los padres de los criminales
a los que ahora ha sido transferido el mundo?
Padre criminal que no tuviste
para haber sido entonces respetado,
un don alguien como el padre común
de todos estos que escriben,
y esa ha sido entonces tu gran pérdida.
Tragedia de tu vida
haber necesitado expresarse,
arrancarse del cuerpo las espinas
de las mutilaciones
con el don de la palabra
que nadie te dio,
ni un dios,
ni siquiera los libros,
sólo tu aliento desgarrado
arrancándolo de las rocas con las uñas.

No ha llegado tu hora,
todavía no.
Puede que no te llegue nunca
¿Y acaso la quieres?
¿Tu hora de decir entre esos necios
que se pensaron mejores
sólo por haberles parido engendrado
padres peores?

¿Te digo algo?
Más te valiera no estar aquí.

Lograron su objetivo:
No puedes con esta carga tan pesada
cruz de milenios
de palabra obstruida
por los padres
en la que los hijos defecaron
y con la que los nietos
se limpian el culo.
¡No puedes!
Reconócelo.
Tanta mierda desborda,
ahoga.
Tantas lágrimas,
de rabia o de impotencia,
desesperación.
Desesperación de verte misma y misma
misma circunstancia
sin cambios ni remedio,
década tras década
de canallada y vejación.

Les aprovechen nuestras vestiduras,
aquello que era mío tanto más que de ellos,
aquello que era de otros más que de ellos
y supieron lucrarlo al borde de las tumbas
en las que nos entramparon
arrojándonos de facilitado tiro en la nuca
que ni tuvieron que disparar…
Estando las circunstancias que les sirven,
¿habrían ellos de molestarse siquiera
en esfuerzo ninguno?

Hasta aquí
Hasta aquí hemos llegado.

Intensa necesidad de Verdad Poética….
¿De qué conocería la carroña
algo ni lejanamente igual?