"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-

Solo soy pura rebelión, vino a decir... aunque no sola estás

Vos no está sola. Y esta rebelión se hará. Y no desde la soledad. No desde cuatro gatos somos y por eso nos pisotean. ¡Una ola de Rebelión vendrá que tambaleará los cimientos podridos de estas sociedades!






domingo, 20 de julio de 2008

Diecisiete irreconocibles años

("Diecisiete irreconocibles años" Poema que pertenecía al libro que aquí pasamos "En el nombre de Cristo") y pasado por 1º vez a "No existe la libertad de expresión", 8 de julio, traemos aquí donde corresponde)


Teníamos diecisiete,
diecisiete irreconocibles años,
a no ser por mi palabra,
cuando me miro la vida.
Diecisiete gloriosos e irreconocibles.

Así cantábamos:
Dios es el Mal:
Amémonos amigos.
Dios y su muerte
son nuestros enemigos,
amémonos amigos:
No estaremos sin dios.
Si Dios es Amor,
habrémosle creado.
Amémonos hermanos:
Amar: Olvídenlo.
Dios y su muerte
son nuestros enemigos,
amémonos amigos
quizá venzámosle.
Amar: Olvídenle.


(¡Alejandra cuando yo escribía ese "Dios es el Mal: Amémonos amigos",
1968! Alejandra en esta foto que en mi "Sexo del alma (Libertad del Amor)" columna lateral titulo
"Alejandra y el libro soy yo")
(Y aunque de tres edades de la mujer digo abajo,
tres edades de esta mujer que es una,
el escrito que aquí ven redactado a tres edades.
¡Coño me reconozco yo en esta fealdá de cuadro de Klint!
misógino como todos los artistas no sólo pintores.
¡Qué empeño en enfeecer, hacer FEA (afear si prefieren)
empequeñecer a la mujer a través de los siglos
el de toda esta panda impresentables!
Lucimos tripita pero no somos ese repulsivo saco de huesos
que los pinceles de este feísimo ven ¡hasta en la juventud la niñez! de la mujer.
Tíos.......)

Como procuro no hacer con los demás
me cito de memoria.
Sé que había mejor música en el original.
Pero ¡Escuchen esto!,
puedo añadir una idea
al poema de hace tantísimos años:
Si Amor es el olvido de Dios,
en el que él nos tiene;
así obremos,
a su imitación:
Olvidemos: Amemos.
De tanto ser Amor
le habremos olvidado
¡y al fin seremos!
Me veo Dios:
Amo.
Grandísima Filosofía
llegar a ser aquello que olvidamos.
Olvidarse de dios es como ponerse en su pellejo,
piel o celeste envoltura que recubra...
esta osadía que de tanto olvidarlo,
no es que suceda lo del clásico:
resulta que ni se acuerda,
¡es que resulto ser él!
De tanto olvidarlo,
de tanto estarme aquí yo sola:
Canto al mundo como desde otra garganta
garganta del esposo siendo esposa
¡y sin pasar por quirófano alguno
que dé visos de realidad a esta transformación de género!

No imaginaron los teólogos
encontrar prueba tan irrevocable
de la existencia de Dios:
Dios es el Mal.
Si de una Nada venimos
que a una Nada vamos,
que hay algo en medio,
y ese algo en medio
es lo más atroz posible:
Dios es el Mal.
Aquí sí que ni una mínima duda al respecto:
Dios existe:
Dios es el Mal.

Esto es lo que quiso decir Cristo
cuando demandó:
-Amad a vuestros enemigos.
Porque ¿Qué valor tendríais
si solamente a vuestros amigos
a los que bien os hacen?
Amad al que no lo merece:
Que se olvidó de decirnos
o no supieron transcribirle.
Como tampoco transcribieron,
y para qué si yo lo hago:
Amar a vuestros enemigos
significa redimir a Dios
a la ilimitada podredumbre
que se quisiera ilimitado milagro.

Amar a Dios sobre todas las cosas
sería amar el Mal sobre todas,
amar la Muerte
como cúspide y cima de ese Mal.
Amar la muerte,
porque, ciertamente,
si no los puedes vencer
¿qué haces que no te unes?
¿Quién podrá vanagloriarse,
quizá ni el mismo Jesucristo,
de haberla vencido?
Pues entonces: ¡Únete!
El trago que no ha de pasar,
o así lo crees,
cuanto antes te lo eches al coleto....
La espera es de necios.
Esperar ¿En qué?
Andemos provocando a nuestra muerte a ser precoz,
cuanto antes.... Lo que tengas que hacer....
Andemos provocando nuestra muerte
si es que no podemos provocar la de los demás.
No se dirá de los suicidas
que no fueron fieles al mandato de la vida,
nos recordaría Séneca.
Aunque lo perfecto es lo otro,
no sé si preferible:
provocar la de los demás.
Quien a vivir aquí viene,
a matar lo empujan;
¡O te matamos!
le grita la circunstancia.
Que si no has de matar:
¡Suicídate!
....
Amar a Dios sobre todas las cosas:
Amar la muerte .

Amar a Dios sobre todas las cosas:
Amar la muerte ....
Si yo pudiera rescatar la música que hay detrás de esas palabras,
las palabras, ¡mucho más primigenias!,
que encierran la música que a su vez encierran esas palabras...
¡La música total!:
El sonido del Verbo;
si yo pudiera....
(Pues parece que a trece o quince años de escribir esto
he rescatado, o se han rescatado solas,

las palabras que encierran esa música que encierra esas palabras:
La Voz de Alejandra desde Otro Mundo dicha con aquella su voz tan de aquí)

Amar a Dios sobre todas las cosas:
Amar la muerte:
Amar lo que nos destruye.
Porque en definitiva,
¿nos merecemos estar aquí?
¿Hay alguien algo que se merezca
la grandiosidad gratuita de la vida?
Ciertamente hay que amar la muerte:
amar el Mal.

Perdónalos porque no saben lo que hacen.
Si con la lanza te clavan
por el estómago la espalda
contra la pared la puerta...
Ciertamente amarlos:
disculparlos.
Si te clavan contra la puerta
impidiendo así salir entrar,
impidiendo cualquier corriente de vida,
impidiendo cualquier comunicación de mundos...
Ciertamente si te clavan
contra la puerta de entrada...
no habrá ya más salida.
Y ciertamente si te clavan
¿quizás puedas entrar?
Pero ¿Quién vendrá de allí a nosotros,
a no ser con el triste estar vivos
del nacer del cuerpo,
sin domicilio fijo
ni apellido a la puerta?
(Parece que vino alguien, cagoenla.
Parece que vino alguien de detrás de esta puerta que decíamos ahí hace 13, 15 años)

Hasta el único que resucitó,
se dice,
hasta el único,
ciertamente, estaré con vosotros,
se dice,
hasta que el último clavado
hasta que la última nariz
nacida para respirar, respire,
hasta ese momento
estaré con vosotros;
pero ¿Dónde está?

Yo no veo en el dolor del hombre
que, ciertamente, es
lo más respetable
lo único cantable
-Cantar: Poner bálsamo a la herida-
admirable, laudable -otra vez cantar-
lo único digno de ocupar su categoría de vivo,
pues es a lo que más se le niega;
no veo, digo, en ese dolor,
lo amable, lo vivible.
Veo precisamente lo desechable.
En aquello que nos convierte en más,
nos hace merecedores de algo tan gratuito
que es el don de vivir,
no veo lo amable, lo vivible.

La paradoja es clara.
Como todo aquí, la paradoja es clara.
Y nada más.
No hay ninguna otra claridad.
En realidad si nos ponemos serios
y descendemos al fondo:
La vida fue hecha para una gran carcajada.
La paradoja es clara
y sólo nos queda reír.
¿Para qué derramar lágrimas
si se nos muere todo,
si se nos mueren todas,
una a una nuestras células,
si se mueren las amadas células
de todos, uno a uno,
de cuantos pudiéramos amar?
¿Para qué llorar?
Y quizá hasta el buen Dios-Paradoja,
este Dios tan cátaro, tan Mani, tan Zoroastro,
resulta que lo que quiere es eso:
De esa su claridad herirnos,
herirnos hasta el punto de hacernos reír.

Reír Riamos
Amémonos hermanos
La Paradoja es clara
Tendremos que reír.

Escrito a tres edades, cada color del texto representa una. El azul, mis diecisiete; el rojo: cuarenta años después; y el negro entre los cuarentaitrés cuarentaicinco, imposible precisar más la fecha.
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