"La rebelión es mirar una rosa hasta pulverizarse los ojos" Alejandra Pizarnik-en esta vida

"Solo veo rosas" Alejandra Pizarnik-más allá de esta vida-

Solo soy pura rebelión, vino a decir... aunque no sola estás

Vos no está sola. Y esta rebelión se hará. Y no desde la soledad. No desde cuatro gatos somos y por eso nos pisotean. ¡Una ola de Rebelión vendrá que tambaleará los cimientos podridos de estas sociedades!






jueves, 14 de agosto de 2008

Si para mí soy una buena poeta,

o sea una tía que escribe
usando a tope de lo lírico de su voz,
o simplemente soy una buena tía que se expresa....
Y resulta que no.
Que no soy esa buena tía que yo creo,
que todo es una creación más mía.
¿Quién me engaña?
¿Dios?; ¿Yo?
¿Dios que comete el desvarío
de crear el mérito
(Largo inciso para encender el cuarto cigarro o quinto que me fumo después de mayo de 2004 y el ictus. La verdá es que sabe asqueroso...Como la propia muerte. Como la vida misma)
y desacreditarlo
y fabricar para él una larga caravana,
¡todo un suplicio! de barrancos más que de zancadillas,
¿mal entendidos?
¿cómo puede entender alguien a alguien
situados ambos en tan distinta onda,
¡cómo puede existir toda esta mezcla
sin que esto sea el concierto del desencuentro
y la muerte, siempre del mejor,
el más débil
¡o más debilitado!?,
me confieso por cierto ¿fuerte?
(lo mismo que me marea el cigarro que me fumo,
que siento que me debilita)
¡¿Cómo pudo crear el mérito para no ser visto,
la luz para estar oculta,
cuando el Evangelio si palabra de Dios
o de su Hijo ¡o de lo Qué de lo Quién sea!
dice lo contrario:
No se enciende una lámpara
para esconderla debajo de la cama
etc?!
¿Cómo pudo crearlo para que éste no tuviese ni un valedor,
¡acreedores todos,
eso sí,
como si el Mérito estuviese pagando un karma
una deuda que con quién contraída,
que para qué!?

El Mérito,
esa capacidad adquirida
con sangre en los nudillos
de tanto golpear puertas sordas
almas ciegas,
de tanto llamar a las conciencias
¡y a la inteligencia
y a la integridad del prójimo!
No tengo otra valía.
Yo os reparto ese sobrante neurológico
¡de intentarlo, de intentarlo, de intentarlo,
cada vez a un tono más alto
(parece que me ensordece ahora mismo el Dies irae del "Réquiem" de Mozart
que por cierto ahora mismo me pongo en los oídos
para que efectivamente)
De intentar llegar con mi palabra
donde solamente pudieran, y tampoco,
hacerlo los gritos
(el verso, la palabra, acude a mí con gritos)
Yo os reparto ese sobrante neurológico
que brota palabras insólitas
de labios a los que no se creyera capaces de las mismas.
Y así nos dividimos el mérito.
Todos sentados a su mesa
sin que inteligencias peregrinen
a la búsqueda de sus hermanas,
tan penosa búsqueda,
tan sin frutos,
llamando a puertas cerradas
cerebros del demérito
arropados y aupados en todos los laureles...
Que ellos sí no repartirán con nadie,
dado que usurpan.
Esa es la diferencia entre el demérito y su víctima.
Cerebros del demérito coronados de laureles.
Cerebros del Mérito coronados de espinas.

De mi "Escribir es romperse la cabeza" Título irónico para tan amarga reflexión
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