Vamos, me perdonaréis si el balazo no acierta a confundirla por entero
redactando otra.
No tengo tiempo para esas cosas.
Procuro corregir mi pensamiento
siempre hacia el más válido posible:
hacia el más verdadero.
Carezco de horas en el día
para dedicarlas a preposiciones verbos.
Por el oído procuro ir dándome a entender,
captar sonidos, entregarlos...
sonidos sentimientos.
De lo más cruel
llevar esas antenas siempre dispuestas,
tú sin proponértelo,
llevar en llaga viva el racimo de dendritas axones,
el unicornio de la vida se yela se despunta
intentando encontrar el regalo inmerecido
que les es otorgado a los inconscientes:
tumbados al tranquilo disfrute
sin verdad atropellada ninguna que les duela,
sin verdá arrebatada por la que el alma les grite.
¡Ya está bien de servir de antena colectiva a estos
que sólo van a sus teles, de ellas vienen,
y no a sus soledades, Lope,
y no a sus soledades como debiera ser!
(Ahora, aquí, se dirá: este colmo de vagos y desocupados,
verdaderos maleantes que no los homosexuales en la época franquista,
que sólo van a sus delincuentes blogs, o de sus amistades tan delincuentes como ellos,
de ellos vienen,
DE TRAMAR CÓMO PODER HUNDIR LA VIDA LA OBRA DE LOS POBRES SOLITARIOS QUE POR AQUÍ TRANSITEN A MERCED DE "APOSTADOS" TAN MISERABLES, TAN BICHOS, TAN INCONSCIENTES)
¡Ya está bien de que me tomen de víctima cargamuertos:
Pararrayos de la comunidad.
¡Estoy hasta el último contacto con la nube y su furor, harta
de mandaros misivas cariñosas,
harta de abriros esos ojos!
Quiero descansar de esta labor fratricida impuesta
matándome de mí,
¡que ya está bien de tomar la cicuta por mandato de la colectividad!
Dentro de poco me retiro a esa Dimensión menos,
bidimensionalidad de los muertos y su mundo,
y allá vosotros y vuestras estulticias compañeras
flor de cógitos.
Esto sí perteneciente a mi "En el nombre de Cristo". Recupero el aliento para seguir con la labor que quieren impedirme una pandilla de desgraciados ¡hasta en la mismísima hora de mi sepultura!
